Maxi Ruiz Diaz para Radioideal.info

El 16 de diciembre de 2001, Jorge Mario Bergoglio, por entonces arzobispo de Buenos Aires, visitó la ciudad de Reconquista, Santa Fe. No era aún el Papa Francisco que el mundo conocería años más tarde, pero su presencia marcó un momento histórico para la diócesis local: la ordenación episcopal del presbítero Andrés Stanovnik.

La ceremonia tuvo lugar en la Catedral de la Inmaculada Concepción, y Bergoglio fue quien presidió y pronunció un emotivo discurso de bienvenida y guía espiritual para el nuevo obispo. En ese momento, Andres Stanovnik asumía en lugar del obispo anterior, monseñor Martínez, quien había sido trasladado a Misiones.

En su intervención,  Bergoglio  dijo:

“Reverendísimo Padre, la Iglesia de Reconquista pide que ordenes obispo al presbítero Andrés Stanovnik, tal como está dispuesto en el mandato apostólico que hemos leído al comienzo de esta celebración. Respondiendo a la voluntad del Santo Padre y de la Iglesia allí expresada, así lo haré, con la ayuda de Dios.”

Dirigiéndose a Stanovnik y a toda la comunidad, subrayó la importancia del servicio en la vida episcopal:

“El Episcopado es una carga, no un honor, y es necesario que el obispo, más que presidir, sirva a sus hermanos”, remarcó, destacando el rol del pastor como servidor del pueblo de Dios.

También, en un pasaje muy sentido, lo animó a recordar siempre sus raíces:

“Pedí la gracia de seguir arraigado en la roca que es Jesucristo. Cada vez que te pongas el anillo episcopal, acordate del anillo de tus padres, que te enseñaron a ser fiel al amor.”

Aquella jornada de diciembre de 2001, que para muchos pasó inadvertida, cobra hoy un valor simbólico: Reconquista recibió a quien luego sería el Papa Francisco, sembrando palabras de fe, humildad y esperanza que siguen vigentes.

Hoy, con el paso del tiempo, la ciudad revive aquel momento histórico con el orgullo de haber sido testigo del paso de uno de los grandes líderes espirituales de nuestro tiempo.