Las elecciones intermedias de Reconquista no solo trajeron el triunfo del peronismo, sino también la consolidación de nuevas voces en el Concejo Municipal.

Una de las más destacadas es la de Daniel Bailat, el candidato de Somos Vida, que con 4.106 votos se ganó un lugar en el recinto con una propuesta basada en el diálogo y el consenso. Su victoria representa un golpe adicional para el radicalismo, que perdió dos de las tres bancas que defendía y ve cómo su poder se erosiona.

La campaña de Bailat se diferenció por un discurso abiertamente dialoguista y propositivo, lo que lo distinguió de otros candidatos, como el radical libertario Walter Kreni, más propenso a la confrontación. Esta estrategia le permitió conectar con un electorado que buscaba alternativas a la polarización y el desgaste de los partidos tradicionales. Analistas políticos y operadores de campaña coinciden en que este enfoque fue determinante para su ascenso, capitalizando la fragmentación del voto.

Las palabras clave en la propuesta de Bailat fueron la “búsqueda de consensos” y una “mirada superadora de las grietas políticas”. Este mensaje moderado, en contraste con el tono más beligerante de algunos de sus competidores, fue claramente bien recibido por una porción significativa del electorado de Reconquista.

El impacto de Bailat fue crucial no solo para su propio espacio, sino para la reconfiguración total de fuerzas en el Concejo. Su caudal de votos permitió a Somos Vida obtener una banca que, hasta entonces, estaba en manos del radicalismo. De esta manera, la UCR, que puso en juego tres escaños, solo pudo retener el de Kreni, dejando en evidencia una profunda crisis y la necesidad de una reevaluación interna.

La llegada de Bailat al Concejo, junto con los dos representantes del peronismo (Juan Pablo Suligoy y Constanza Arzamendia) y la banca del socialismo con Marisa Flores, augura un escenario legislativo de mayor pluralidad. El nuevo concejal de Somos Vida ya anticipó su voluntad de priorizar el diálogo y articular acuerdos con distintas fuerzas, lo que podría generar un cambio en el clima de las sesiones. Para el radicalismo, en cambio, este resultado es un duro llamado de atención que exige una revisión profunda de sus estrategias, liderazgos y el mensaje que busca transmitir a la ciudadanía.