La localidad de Villa Guillermina, en el norte santafesino, vuelve a ser golpeada por la violencia de género, desatando una creciente indignación y la sensación de falta de respuestas por parte de la comunidad. A pocos días del femicidio de Analía Ovando, un nuevo y alarmante episodio ha puesto en el centro de la escena la grave situación que atraviesa el pueblo.

En la noche del viernes 18 de julio, Daniela Barbona, una joven vecina, se presentó en la Comisaría 8ª con visibles y contundentes lesiones en su rostro, denunciando haber sido brutalmente agredida por su pareja. La gravedad del momento se acentuó al conocerse que Daniela llegó a la comisaría acompañada por el padre de Analía Ovando, la joven cuyo asesinato aún se investiga como femicidio en la misma localidad.

Según los trascendidos, Barbona no solo presentaba golpes en la cara, sino que se encontraba en un profundo estado de shock, reflejo del trauma vivido. La imagen de su rostro herido no tardó en circular por las redes sociales, amplificando el clamor popular y la crítica ante la aparente inacción o insuficiencia de las medidas de protección.

El caso ya fue elevado a las autoridades judiciales, quienes trabajan para establecer medidas urgentes de protección para la víctima. Sin embargo, la repetición de estos hechos, en tan corto lapso y en una comunidad tan pequeña, ha llevado a la población de Villa Guillermina a un punto de quiebre, exigiendo respuestas concretas y acciones contundentes para frenar la escalada de violencia machista.