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EL PERONISMO SANTAFESINO : ENTRE LA UNIDAD FORZADA Y LA FRACTURA INEVITABLE

Redactado

 

Por Gonzalo Núñez* para Radio Ideal

 

Hay una frase vieja que se repite como mantra dentro del peronismo: “El que gana conduce, el que pierde acompaña”. Pero en Santa Fe, esa lógica parece haber caducado. Hoy, el peronismo provincial está atrapado en un laberinto de internas, pases de factura, ambiciones cruzadas y amenazas latentes de ruptura.

La pregunta que sobrevuela todo es clara: ¿irá el PJ santafesino a una lista de unidad? ¿O el ruido de sables que ya se escucha terminará en una fractura electoral?

Porque lo que empezó como un debate de nombres y lugares en la lista, ya es una verdadera guerra fría entre sectores que se dicen compañeros, pero que operan como adversarios.

Del lado del exgobernador Omar Perotti, la jugada es clara: volver al centro de la escena. Para ello, activa su tropa y reclama protagonismo en el armado a diputados nacionales. Él dice que no quiere romper, pero al mismo tiempo deja correr la posibilidad de jugar por fuera si no le dan lo que pide.
¿Es una amenaza real o un modo de negociar con más fuerza? Difícil saberlo. Pero lo cierto es que sus movimientos generan incomodidad en todo el mapa del PJ.

La Cámpora, por su parte, eligió un perfil más bajo. No levanta la voz, pero apunta con precisión: quiere el segundo lugar de la lista, ni más ni menos. Busca instalarse sin roces, pero con poder. Juega fino.

Y en el medio, un actor que no hay que subestimar: los intendentes (junto a movimientos sociales y sindicatos). Ese peronismo territorial, muchas veces olvidado por las conducciones centralistas, que ahora exige lugares, define estrategias y hasta coquetea con irse del armado si no los escuchan.
Están cansados de que las decisiones se tomen entre pocos. Y tienen razón: el PJ viene acumulando años de verticalismo que hoy ya no se bancan.

Agustín Rossi, figura clave de “La Corriente”, no se queda atrás. Desde su lugar de histórico armador político de Santa Fe, resiste el avance de Perotti y defiende una conducción institucional. El choque entre ellos dos es cada vez más directo: ojo por ojo, diente por diente.

Y en este clima enrarecido se dan episodios como la convención provincial por la reforma: votos virtuales, ausencias forzadas, acuerdos a libro cerrado. Resultado: grieta interna, acusaciones cruzadas, y más leña al fuego.

Entonces, ¿qué tenemos?
Un PJ dividido en al menos cuatro grandes tribus: el perottismo, el rossismo, La Cámpora y un cuarto que aglutina a los intendentes, movimientos sociales y sindicatos. Todos quieren lo mismo: decidir. Pero nadie está dispuesto a ceder. Y así, la lista de unidad, lejos de consolidarse, se convierte en una utopía.

Ahora bien, ¿por qué importa todo esto? Porque en octubre no se vota solo una lista: se vota un modelo de oposición frente al oficialismo libertario, se vota una representación para el Congreso, se vota el lugar del peronismo en el mapa político que viene.

Si el PJ santafesino llega dividido, llegará débil. Pero si logra un armado verdaderamente plural, con generosidad, autocrítica y apertura, puede reconstruirse desde la diversidad.
El problema es que, hasta ahora, las señales van en dirección contraria. El reloj avanza. Y la fractura ya no es una amenaza: es una opción real sobre la mesa.

Como decía Perón, “cuando uno divide, no suma”. Tal vez llegó la hora de dejar de contar posibles lugares en las listas para alcanzar posibles bancas, y empezar a contar votos. Porque sin pueblo, no hay peronismo. Ni en Santa Fe, ni en ningún lado.

 

 

 

 

 

Gonzalo Nuñez

*Periodista, locutor, productor y docente

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