ARGENTINA – La campaña de cara a las Elecciones Legislativas de este domingo 26 de octubre culmina con un sabor amargo para el debate democrático. La contienda se ha caracterizado por un denominador común desalentador: el enfrentamiento, el insulto y la agresión al opositor, relegando a un segundo plano la esencia de toda disputa electoral: la propuesta y la planificación para el futuro.

En una Argentina que atraviesa una sociedad quebrada y una economía devastada, los candidatos han fallado notablemente en ofrecer ideas de trabajo concretas y soluciones de fondo. La retórica beligerante eclipsó la reflexión sobre los pilares del desarrollo nacional:

• Salud y Educación: Temas fundamentales para el capital humano y el futuro del país estuvieron prácticamente ausentes en la agenda de la mayoría de los postulantes.
• Seguridad: La preocupación central de la ciudadanía fue abordada con eslóganes, pero sin planes integrales que trasciendan la coyuntura.

El Silencio Inadmisible sobre la Salud Mental

Lo más preocupante y lamentable fue la evidente y casi total ausencia de un compromiso urgente con la crisis de salud mental. A pesar de que regiones como el norte de Santa Fe están siendo azotadas por una ola de suicidios cada vez más frecuentes —un doloroso flagelo social que atraviesa todos los estratos—, ningún candidato priorizó o abordó este tema con la seriedad y el compromiso que demanda una emergencia de esta magnitud.

La falta de un debate serio y de iniciativas concretas sobre cómo abordar la salud mental y la crisis social que impulsa estos actos desesperados, demuestra una peligrosa desconexión entre la dirigencia política y las necesidades más críticas de la ciudadanía.

El llamado, a horas de la apertura de urnas, es a reflexionar sobre la calidad del debate y a exigir a la clase política que, de cara al futuro, priorice las ideas, las soluciones y, sobre todo, la empatía que requiere una sociedad en crisis.