La Región Reconquista se enfrentó a un evento climático excepcional que dejó acumulados de lluvia superiores a los 160 mm en algunas localidades como Garabato, con un promedio de más de 100 mm en el núcleo urbano de Reconquista (110 mm) y Avellaneda (122 mm).

Si bien la intensidad de la precipitación fue la causa inicial de la emergencia, las consecuencias catastróficas que se observaron en la ciudad no fueron solo un acto de la naturaleza, sino la clara evidencia de una infraestructura de drenaje desbordada y una preocupante falta de mantenimiento y concientización cívica.

El volumen de agua caído en pocas horas puso al límite, y finalmente colapsó, el sistema de escurrimiento pluvial. El análisis de los contratiempos revela una matriz de problemas que se potenciaron mutuamente:

La falta de un sistema de drenaje adecuado para eventos de esta magnitud es el primer punto de falla. Muchas arterias carecen de la capacidad hidráulica necesaria en sus desagües y alcantarillas. El diseño de las obras hídricas no parece estar actualizado a las nuevas realidades del cambio climático, donde los fenómenos extremos son cada vez más frecuentes e intensos.

. Uno de los factores que más contribuyó a la rápida inundación fue la alarmante cantidad de cunetas y desagües tapados. Este problema tiene una doble responsabilidad:

• Descuido Vecinal: Es un hecho visible y recurrente que numerosos vecinos arrojan basura, escombros y restos de poda directamente a las cunetas. Estos desechos actúan como verdaderos diques al ser arrastrados por el agua, obstruyendo alcantarillas clave y desviando el flujo hídrico hacia las calles y propiedades.

• Falta de Mantenimiento Preventivo: Aunque la responsabilidad cívica es fundamental, la Municipalidad debe garantizar la limpieza y desobstrucción preventiva y periódica de estos canales, especialmente antes de la temporada de mayores lluvias.

Se observó una tardanza crítica en la recolección de residuos en los días previos y durante las inclemencias. La acumulación de bolsas y desechos en las esquinas, sumada a la basura arrojada indiscriminadamente, fue arrastrada por la corriente, empeorando dramáticamente la situación de los desagües y prolongando los tiempos de anegamiento en barrios enteros.

Las inundaciones generaron serios contratiempos, que incluyen:

• Viviendas Anegadas: Numerosas familias sufrieron el ingreso de agua en sus hogares, con la consiguiente pérdida de bienes materiales y riesgo sanitario.

• Cortes de Servicios: Se registraron caídas de postes, cortes de energía eléctrica y de comunicaciones.

• Pérdida de Transitabilidad: Calles y rutas anegadas paralizaron la actividad y obligaron a operativos de rescate y asistencia por parte de Defensa Civil y Bomberos Voluntarios.

 Un Llamado a la Acción y a la Conciencia

Esta emergencia histórica debe servir como un severo llamado de atención. Es urgente que el Gobierno Municipal priorice un plan de inversión a largo plazo en infraestructura pluvial y reactive, con la máxima eficiencia, las tareas de limpieza de desagües y cunetas.

Paralelamente, se requiere una campaña de concientización cívica fuerte y sostenida para erradicar la mala práctica de arrojar basura a la vía pública. La gestión de las inclemencias climáticas no es solo una tarea del Estado; es una responsabilidad compartida entre las autoridades y cada uno de los vecinos para mantener despejados los conductos que protegen la ciudad.